Después de un largo invierno y una primavera casi inexistente, nos va a llegar de golpe una increíble explosión primaveral. Las continuas borrascas han impedido la aparición de las temidas heladas primaverales propias de situaciones anticiclónicas, evitando que se hayan producido daños en las plantas de nuestros jardines y terrazas. Las abundantes lluvias han cargado la tierra de agua, por lo que los árboles, arbustos y hierbas silvestres están en un ambiente perfecto para un desarrollo mayor de lo habitual. Las semillas de hierbas silvestres escondidas en la tierra durante meses e incluso en ocasiones años, saben que es el momento que estaban esperando, el momento perfecto para germinar y continuar el ciclo de la vida.
Este ambiente óptimo para el crecimiento vegetal, también es óptimo para el desarrollo de plagas y enfermedades. Los insectos y los hongos encuentran en este estadio vegetal su oportunidad para parasitar los apetecibles brotes frescos y tiernos de las plantas. Pulgones, cochinillas, oidio, caracoles, royas, malas hierbas…, son la otra cara de la moneda de una espectacular primavera potenciada por la abundancia de agua y buenas temperaturas.
Como en todas las épocas del año, en la primavera tendremos que realizar una serie de trabajos propios de la estación, teniendo además en cuenta las circunstancias que hemos mencionado anteriormente.
1.– Una de las primeras labores que se nos ocurre hacer en la primavera es abonar. Quizá tendríamos que haber pensado en hacer esta labor antes, durante el invierno, utilizando abonos orgánicos de calidad, ya que ahora para poder ver resultados rápidos tenemos que acudir a abonos químicos, y como hemos mencionado en otras ocasiones, los aportes rápidos de nitrógeno, siendo cierto que hacen crecer rápidamente las plantas, no lo hacen con tanta fortaleza como con los abonos orgánicos y hace a las plantas más apetecibles a plagas y hongos. Luego aunque lo bueno hubiera sido abonar antes con orgánicos, todavía recomendamos aplicarlos ahora y evitar así la utilización de abonos químicos.
2.– Los tratamientos fitosanitarios, son otra labor común en el inicio de primavera. Tendremos de observar y si vemos algo extraño consultar con un profesional, que por lo general sólo encontraremos en viveros muy especializados, como el nuestro. Hay que tener en cuenta que un producto mal aplicado o incorrecto, puede dañar a las plantas o no solucionar el problema empeorando la situación. Siempre que sea posible evitaremos la aplicación de productos contaminantes, utilizando alternativas ecológicas que respetan el medio ambiente. Las plagas y enfermedades más comunes en el inicio de primavera son: el pulgón, la cochinilla, los caracoles, el oídio, la roya etc.
3.– Otro trabajo primaveral del jardín es el control de las hierbas silvestres también llamadas malas hierbas.
Lo ideal es la eliminación manual, intentando sacar la raíz para impedir así que vuelva a brotar. Si esto fuera complicado o trabajoso, tendríamos que aplicar un herbicida, consultando previamente al especialista el producto adecuado y cómo debemos hacer la aplicación.
4.– Por último, a pesar de que existen muchas más labores primaverales, destacaremos el pinzamiento, que es una poda ligera de brotes en crecimiento. Según crecen los brotes, podemos realizar cortes en ellos dejando siempre parte de nuevo crecimiento, de esta forma de cada brote cortado brotarán en breve varios, pudiendo en estos repetir el proceso acelerándose así de esta forma el tiempo de formación de la planta. Un especialista nos indicará qué especies son susceptibles para realizar el pinzamiento.
En definitiva, la primavera es la época más importante de trabajos con las plantas, siendo la base fundamental para el resto del periodo vegetativo.
Artículo de Julio Peña Martínez. Director Gerente de Viveros Peña.
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