Hoy en día podemos construir un jardín en cualquier época del año. Afortunadamente, en los viveros existen una amplia gama de arbustos y árboles de pequeño y gran porte cultivados en contenedor, es decir, con el 100% de sus raíces desarrolladas para que al ser trasplantadas no tengan ningún problema, cualquiera que sea la época del año en que se realice. Si bien es cierto es que si esta operación se hace entrada ya la primavera o principio del verano, la atención que debemos prestar es mayor, pero son operaciones fáciles que están al alcance de cualquier profano en la materia.
Veamos los pasos que tenemos que realizar para hacer una correcta plantación:
1- Lo primero es saber cómo drena nuestro jardín, para ello lo más fácil es hacer un hoyo y llenarlo de agua, para luego observar en cuanto tiempo es absorbida por el terreno. Suponiendo que tarde en evacuar el agua, lo más aconsejable es pensar en hacer un drenaje. Es barato si se realiza antes de plantar y los elementos para realizarlo también son de bajo coste. Si fuera complicado hacer una zanja de drenaje para evacuar el agua sobrante, podríamos hacer un hoyo cercano más profundo que el hoyo de plantación, con una pequeña zanja que comunique ambos, luego rellenaremos la zanja y el hoyo de drenaje de grava y arena, de esta forma el agua en exceso irá a parar al hoyo de drenaje y poco a poco irá drenando sin estar demasiado tiempo en contacto con las raíces. Si esto tampoco fuera posible, haríamos el hoyo de plantación lo más profundo posible, rellenando éste de grava y arena hasta la profundidad de un hoyo normal de plantación cuyas dimensiones serán aproximadamente 2 ó 3 veces el volumen del cepellón de la planta.
2- Es importante colocar el sustrato abonado en el fondo del hoyo para incitar a las raíces a bajar lo más posible, así la planta estará mejor anclada y tendrá más resistencia al viento. No se debe enterrar la planta más de lo que estaba originalmente en la maceta. A veces como el hoyo se hace profundo, cuando las tierras ceden el cepellón se hunde, por lo que es conveniente transcurridos 10 ó 12 días y estando la tierra ya compactada, observar si esto ha ocurrido, en cuyo caso habrá que levantar el cepellón a ras de la superficie.
3- Aún siendo tan importantes estas operaciones a las que nos hemos referido, no se pueden comparar con la del riego, pues si bien es verdad que de ellas dependerá el desarrollo futuro de la planta, del riego depende el presente y por supuesto su futuro. Todos pensamos que la operación de regar es simple, y en realidad así es, sin embargo, mi experiencia profesional me demuestra lo contrario. Casi el 90% de las plantas que mueren o quedan diezmadas tras una plantación es por falta de agua, aunque se busquen otras causas (hongos, plagas, etc.) que realmente no pueden producir su muerte en tan poco tiempo.
A veces la plantación se hace en la praderas ya establecidas y se cree que con el agua del riego del césped es suficiente. Hay que pensar en el agua que pueda evaporar un árbol o un arbusto no se puede comparar con la evaporación del césped, que es muchísima menor, por lo tanto necesita un aporte extra de agua. Otras veces se piensa que una lluvia es un riego suficiente, y esto no es siempre así, y aunque fuera abundante nos servirá sólo para el riego de ese día. También pensamos que el riego de plantación es suficiente para muchos días, y este riego en época calurosa le sirve a la planta a lo sumo para dos días, por lo que al tercero empezará a tener sed, el cepellón perderá la humedad necesaria para volver a captar agua, y si a la hora del nuevo riego no se localiza en su cepellón donde sus raíces puedan absorberla, la planta llegará a su punto de marchitez pudiendo llegar a morir. Esto se puede remediar con riegos frecuentes y cantidades de agua razonables que empapen el cepellón.
Una pequeña presa no más grande que el cepellón que trae la planta (alcorque), retendrá y dirigirá por gravedad el agua al cepellón donde están todas las raíces, asegurándonos que el riego realizado será efectivo. Una capa de arena de río encima del alcorque a efecto de mulching, hará que la tierra no evapore, ahorrando agua y evitando que se forme una costra de tierra seca, que puede hacer efecto tejado impidiendo que el agua llegué al cepellón. Será conveniente conservar esta capa de arena a lo largo del tiempo.
Cuando se trata de árboles con tronco y copa, una práctica importante es forrar su tronco con arpillera durante los meses de calor, de esta forma evitamos que la corteza expuesta al poniente se caliente y ayudamos a que la savia fluya por los vasos con normalidad, previniendo quemaduras y mejorando el desarrollo del árbol. Esto lo haremos hasta que el árbol este asentado y con una copa abundante de hojas que proporcionen una protección natural del tronco.
Todas estas prácticas contribuirán sin duda al mejor desarrollo de los árboles y arbustos que plantemos en nuestro jardín.
Julio Peña Arribas
Ingeniero Agrícola
Viveros Peña.
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